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PROYECTO INICIAL DE LA LÍNEA |
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LA CRISIS DEL CARBON ENTRE 1914 Y 1918 |
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La minería del carbón empezó a explotarse en gran escala de forma tardía en el Bierzo y La Laciana con respecto a otros lugares de España, pues no fue hasta los años de la Guerra Europea (1914-18) cuando se hizo de forma masiva. A partir de 1915, fue verdaderamente vertiginosa la subida de los precios a que los exportadores españoles podían colocar sus productos en el extranjero, tanto en los países beligerantes como en los neutrales. Dada además la dificultad para importar productos de los países antes proveedores, la mayor parte de los cuales estaban inmersos en el conflicto bélico, resultó un notable desabastecimíento del mercado interior y además ello tuvo también una inevitable repercusión en el incremento de los precios. El carbón fue uno de los productos más afectados por esta crisis y su precio subió de 1914 a 1916 un 277%. El del hierro subió en el mismo periodo un 265%. Salvo casos aislados, el aumento de precios de los productos básicos no acarreó un incremento de la producción (el carbón fue tal vez la única excepción cuya producción creció de 1913 a 1918 un 168%), por lo que el aumento de medios de pago produjo inexorablemente una fuerte inflación. En estos años crecieron desmesuradamente los beneficios de quienes se dedicaban a los negocios de la exportación, muy por encima incluso del incremento de los precios, y ello trajo consigo un empobrecimiento y desabastecimiento de la población que acabó originando los conflictos sociales de 1917. En mayo de 1918 se formó el llamado "Gobierno Nacional" del que era presidente Don Antonio Maura y Ministro de Fomento Francisco Cambó. Era éste un gobierno en el cual, por primera vez, pesaban tanto los intereses del capital como los de la aristocracia terrateniente, y que llegaba al poder con grandes deseos de acometer profundas reformas en la economía y en la industria. Uno de los muchos y graves problemas que quiso resolver este gobierno fue el del desabastecimiento de carbón. Para ello promovió dos grandes obras la electrificación del Puerto de Pajares, a fin de mejorar el acceso a la Meseta de los Carbones asturianos, y la puesta en explotación, a gran escala, de la cuenca de La Laciana, con la construcción del ferrocarril de Villablino a Ponferrada. Ambas obras fueron decididas pensando en que la guerra podría prolongarse todavía un tiempo, y que si no se acometían lo antes posible, se llegaría a una situación de extrema gravedad en el país.
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ESTUDIOS Y PROYECTO DEL FERROCARRIL. |
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Los propietarios de las minas de la cuenca de Villablino, que desde hacía algunos años intentaban mejorar la explotación de las minas habían estudiado la posible construcción de un ferrocarril de vía estrecha desde Ponferrada hasta Palacios del Sil, y de un tranvía desde este punto hasta Villablino. Este estudio previo sirvió de base a otro para la construcción de un ferrocarril carbonífero de uso privado que fue encargado a principios de 1918 a una comisión de ingenieros por un grupo de propietarios de minas que se daban cuenta de que sólo si disponía de un medio de transporte adecuado podría ser posible la explotación provechosa de sus minas ante la coyuntura económica que ya hemos citado. Pero el problema era que urgía proceder lo más rápidamente posible a la construcción y, por el contrario, los trámites administrativos para obtener los derechos de expropiación forzosa y la ocupación de terrenos de dominio público aparecían lentos y complicados. Pero enterado el Ministro de Fomento, Francisco Cambó, de la importancia del coto hullero de Villablino y de la cantidad y calidad de sus carbones, y dándose cuenta de que la entrada de estos carbones en el mercado nacional podría contribuir a paliar el desabastecimiento energético y a contener los precios, aunque sólo fuera parcialmente, convocó a una reunión en Madrid a los propietarios de las minas Les propuso presentar a las Cortes un proyecto de ley especial en la que se les otorgaría rápidamente la concesión del ferrocarril, y en el que se consignarían facultades extraordinarias para abreviar los trámites de la expropiación forzosa y además se harían desaparecer en lo posible todas las trabas administrativas, con el objeto de concluir el ferrocarril en un plazo extraordinariamente corto. Pero para ello, era indispensable que los propietarios de las minas admitieran: 1º Que el ferrocarril, en vez de ser solamente carbonífero y de uso particular, fuera de servicio general y uso público. 2º Que el plazo de ejecución fuera de tan sólo catorce meses, con fuertes penalidades en caso de incumplimiento. 3º Que se aceptara un Pliego de Condiciones con prescripciones tan severas como no se habían impuesto todavía a ningún ferrocarril. Los propietarios de las minas, de acuerdo con la sociedad que ya se había constituido para la construcción del ferrocarril, a pesar del exiguo plazo de ejecución, del aumento de costos derivado de la transformación del ferrocarril de uso particular a uso público, de las fuertes penalidades impuestas en caso de incumplimiento, y en fin, de la inseguridad debida a la guerra de obtener los materiales precisos para la construcción aceptaron con gran entusiasmo la propuesta. Así, el 14 de junio de 1918, el Ministro de Fomento presentó al Senado el Proyecto de Ley correspondiente que, aprobado por ambas cámaras y sancionado por el Rey Alfonso XIII, se publicó en la Gaceta del 24 de Julio, otorgándose la correspondiente concesión por Real Orden de 23 de Julio publicada en la Gaceta del 25 de Julio de 1918, dando comienzo las obras ese mismo día. |